Jesús antes de ascender al cielo prometió volver por segunda vez y llevarnos con Él. Nos enseñó que Él es el camino que debemos seguir, la verdad en la que debemos creer y la vida que debemos imitar.
A muchas personas aún les cuesta creer en Jesús. Los discípulos mismos, quienes estaban cerca de Jesús durante el tiempo de su ministerio aquí en la tierra y quienes presenciaron sus milagros, aún no confiaban plenamente Él.
Sin embargo, Jesús presentó a sus discípulos y a nosotros, evidencias de que Él era Dios. También nos dio razones fundamentadas para creer y confiar él.
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
Juan 14:10-11 (RVR 1960).
Según estos pasajes, podemos creer en Jesús simplemente por sus palabras o también podemos creer en Él por las obras que hace. De hecho, a partir de ese día los discípulos confiaron plenamente en Jesús.
Tomás se negó a creer en el testimonio de los discípulos cuando le dijeron: «Al Señor hemos visto» Se negó rotundamente a creer a menos de que se cumplieran sus condiciones.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Juan 20:25 (RVR 1960).
La incredulidad de Tomás fue tan fuerte que a pesar de que había oído de Jesús que esas cosas pasarían y fueron los discípulos, testigos confiables, quienes le avisaron que el Señor estaba vivo, se negó a creer.
Sin embargo, Jesús en su amor y compasión le dio a Tomás lo que pidió. Aunque seguramente fue una sorpresa enorme para Tomás que Jesús le dijera exactamente lo que él había dicho a los otros discípulos.
…Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Juan 20:27 (RVR 1960).
La respuesta de Jesús a Tomas nos enseña que Él conoce todo de nosotros, sabe nuestras palabras, nuestros pensamientos y acciones.
No dudemos más de Jesús, Él es quién dio su vida por nosotros, resucitó y volverá por segunda vez para llevarnos con Él.
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Juan 20:29 (RVR 1960).
Confiemos en Jesús, dependamos de Él y aferrémonos en todo tiempo.
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En esta parte de la historia, que veremos, el Señor enseña a sus hijos y a los enemigos quién es Todopoderoso. Cuando Israel perdió la batalla contra los filisteos, el «arca de Jehová» que representaba «la presencia del Señor en la tierra» fue raptada por ellos. Entonces, llevaron el arca al templo de Dagón, que era la estatua de un hombre con cola de pescado, para mostrar de este modo que su dios les dio la victoria.
Así debe ser, que tengamos presente el agradecimiento a primera hora de la mañana, y en realidad a toda hora. Tenemos un Dios maravilloso, poderoso, bondadoso y generoso por demás que nos ama tanto. Un Dios que provee todo lo que necesitamos. Por ello, agradecidos.